En 1971, mientras Wes Craven, Steve Miner, y Sean S. Cunningham rodaban LA ÚLTIMA CASA A LA IZQUIERDA, el matrimonio de Michael y Roberta Findlay (los creadores de la infame trilogía "Flesh") rodaba en Argentina una peli barata sobre los crímenes de Manson que se iba a llamar SLAUGHTER. La cosa no quedó muy allá y no se llegó estrenar nunca, hasta que en 1976, Allan Shackleton, un productor muy espabilado, inventa uno de los trucos más míticos e insólitos de la historia de la exploitation. Shackleton coge SLAUGHTER y le endosa un epílogo que añade un segundo nivel de ficción a la película, en un juego metacinematográfico genial. En ese epílogo vemos al supuesto equipo de rodaje de SLAUGHTER rodando el asesinato "real" de una de las actrices delante de las cámaras, como si una "cámara oculta" hubiese recogido el crimen. A ese montaje lo tituló SNUFF y llegó a contratar falsos piquetes para que intentaran sabotear el estreno y así generar más publicidad. Hoy la película es un clásico de culto. Un artista, el Shackleton.
Viendo LA ÚLTIMA CASA A LA IZQUIERDA (2009) me acordé de SNUFF. No porque se le parezca (ojalá fuera así, y mira que SNUFF es cutre), sino porque utiliza una trampa similar para intentar reanimar un subproducto aburrido y sin sustancia. Al final de LA ÚLTIMA CASA 2009, cuando ya todo está resuelto y más que resuelto, nos meten un epílogo absurdo en el que los padres de Mari vuelven a por Krug (¿no estaba muerto?) después de llevar a su hija al hospital, lo drogan para que no se mueva (¿?), le meten la cabeza en un microondas y, con la puerta abierta, lo activan y le explotan el tarro. Esta escena ridícula y chorra como pocas es lo mejor que se les ocurre a los responsables de la peli para salvar los previos 105 minutos tediosos, desganados, mojigatos, y repletos de personajes planos y sin fuste.
Es evidente que no se puede estrenar algo tan radical como el film de 1972 en estos tiempos que vivimos, pero este remake ni sirve como tal (ni adapta, ni reinterpreta, ni reflexiona, ni actualiza nada), ni tampoco como peli de terror contemporáneo. Para lo que sí sirve es para constatar la distancia cultural, social y política que nos separa de los años 70. Una distancia que nos revela más pacatos, más borregos, más moralistas y más conservadores. Y ése es, en definitiva, el verdadero "horror" del cine de terror actual.
4 comentarios:
Yo también vi lo mejor del remake en ése epílogo, que de tan reaccionario, grotesco y zeporro, paradójicamente, resulta satisfactorio. Lo curioso del remake no es que se oponga en todo al original, sino que el dibujo adolescente entre amigos, entre familia o entre asesinos, es lo más tosco, retrógrado, ignorante y pudoroso que sólo una vieja que va a cantar en coro todos los domingos podría interpretar positivamente. Es la peste, coño.
Anda. ¡Estoy enlazado! Muchas gracias, es un honoraco. Haré lo propio cuando aprenda a dominar el html, algo que no debería tardar más de ocho décadas...
Pues yo prefiero la escena de violación de esta, con esa falsa objetividad que igual viene del hiperrealismo o del tacto de Iliadis, que en esa escena tiene conciencia ética de la violencia y rechaza con elegancia la estética del shock (que moi no condena de antemano, claro).
La de Craven tiene un halo de salvajismo insuperable, aunque admito que algunos detalles de humor (la banda sonora, los policías) se me escapan a mi experiencia de un film coherente con sus intenciones y resultados.
Mi exploit favorita es Day of the Woman, algo tan tremendo y feminista que no me recuperé todavía. La del tren a la medianoche es otra muy, muy estupenda.
El epílogo me parece algo más para divertir al público, una concesión de broma que poco tiene que ver con lo visto y que funciona como uno de esos arranques de humor negro que pasan cada X películas porque si.
Estás enlazado pq, a pesar del mal gusto de preferir la versión moderna, tienes un blog muy interesante ;) Cuando tenga tiempo para ponerme creo que quedará bastante claro lo bien q le salió a Craven su debut, por qué tiene esa música, ese humor tontaina y esa carga política q muchos han analizado. Proximamente...
Jajajja. ¡Gracias! Yo creo que, pese a todo, la de Craven es superior. La moderna sólo es preferible en algunas cosas puntuales. En conjunto es inferior.
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